Hace poco, viendo unas imágenes de las que hablaba el museo Can Prunera de Sóller, me impresionó un pintor que desconocía, Mark Rothko. Este pintor, nacido en Rusia en 1903 y fallecido en Estados Unidos en 1970, recibió influencias de todos los “ismos” del siglo XX pero sobre todo del Expresionismo y el Surrealismo, aunque nunca perteneció a sus círculos. Su evolución artística le llevó a realizar una exhaustiva investigación del color y la utilizó para pintar grandes cuadros con rectángulos monocromáticos con bordes difuminados.
Poco a poco, su vida se vuelve melancólica y depresiva y se funde con sus obras que cambian los colores vivos por violetas, granates y al final, negros. Un recorrido artístico paralelo a su recorrido vital que acabó en suicidio.